lunes, 16 de abril de 2012

Pablo Neruda



Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul
caía sobre el mundo.


He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente
en los cerros lejanos.


A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol
entre mis manos.


Yo te recordaba
con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.


Entonces, ¿dónde estabas?
¿Entre qué gentes?
¿Diciendo qué palabras?
¿Por qué se me vendrá 
todo el amor de golpe
cuando me siento triste,
y te siento lejana?


Cayó el libro que siempre se toma
en el crepúsculo,
y como un perro herido
rodó a mis pies mi capa.


Siempre, siempre te alejas
en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre
borrando estatuas.


(Poema 10)

No hay comentarios:

Publicar un comentario