lunes, 18 de junio de 2012

Federico García Lorca



Tengo miedo a perder la maravilla 
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.


Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.


Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,


no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río 
con hojas de mi otoño enajenado.


(Soneto de la dulce queja)

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